Jesús da de comer a 5000 personas.
Este milagro revela el corazón de Dios, que se preocupa de todas nuestras necesidades. Dios también espera que nosotros vayamos en ayuda de los otros, y que compartamos lo poco que tenemos.
Señor, ayúdame abrir mi corazón y mirar con compasión, no vivir a espaldas de los hambrientos del mundo porque perderíamos nuestra identidad cristiana.
Para Reflexión:
Mi cuerpo necesita alimento y mi espíritu también necesita alimento.
- ¿Cómo satisfago el hambre de mi espíritu?
- ¿Qué tanto confío en Jesús?
- ¿ Qué experiencia tengo del poder de Jesús en mi, o en otra persona?
- ¿Ofrezco a Dios todo lo que tengo con sencillez y generosidad?