La Cuaresma es una buena ocasión para la oración y contemplación que nos permite escuchar en el silencio la voz interior (conciencia) y nos enfrenta a nuestra realidad.
En el evangelio Dios se dirige a Jesús como El Hijo Amado y nos pide escucharlo.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿En esta cuaresma como en mi vida, tengo presente el objetivo extraordinario hacia el cual me dirijo?
- ¿Qué vivencia he tenido donde experimenté sintiendo paz, luz, amor que me ayudan en los momentos difíciles del seguimiento hacia Jesús?
Jesús nos ayuda a levantarnos y ha no tener miedo
- ¿Cuáles son mis temores actuales para presentarselos a Él?
