Jesús es la puerta segura que protege y también da libertad de ir y venir sin restricciones. Estemos atentos a su voz, nos llama por nuestro nombre y nos ofrece vida en abundancia.
PARA REFLEXIÓN :
- ¿Conozco la voz de Jesús? ¿Cuándo y cómo intuyo que Jesús me llama por mi nombre, en la oración o en la Palabra?
- ¿A qué me llama?
- ¿En qué momento he experimentado el amor de Dios que me da paz, que me promete seguridad, refugio y paz.
