No estamos solos, sino que estamos acompañados por la permanente presencia del Espíritu Santo
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Quién es el Espíritu Santo? ¿Qué tan abierto estoy al Espíritu Santo? ¿Qué experiencia tengo del Espíritu Santo en mi vida?
- ¿Cuál es mi relación con el Espíritu Santo, converso con Él? ¿Qué tan frecuente lo invoco?
El Espíritu Santo actúa en nuestras vidas, es defensor y muchas veces pasa desapercibido, así como nuestras madres, ¡No las ignoremos!
- ¿Soy consciente y agradecido de todo el amor de mi madre, de todo su sacrificio por mi, que tanto le he agradecido o agradezco? ¿Me preocupo por ella?
