Señor, concédenos ser una tierra buena que produzca fruto abundante para saber acoger y trasmitir tu gracia.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Qué tipo de terreno soy?
- ¿Cómo puedo nutrirme para ser buena tierra que de frutos eternos?
- ¿Me doy cuenta cómo Dios ha obrado en mi vida?
- ¿Escucho la palabra de Dios el fin de semana y busco ponerla en práctica?
