El Señor nos ha dado este mundo para hacerlo crecer, somos responsables de lo que suceda.
Decidamos dar frutos de amor y vida .
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Reconozco al Señor como dueño de la Viña a la que pertenezco, y que yo estoy a su servicio?
- ¿Qué frutos ha dado mi relación con el Señor, el dueño de la Viña, en beneficio para los demás?
- ¿Qué más puedo hacer por la viña del Señor?
