Historia de la Familia Marianista

Un don de Dios para la Iglesia.

La familia Marianista fue fundada por el Beato Guillermo José Chaminade y Adela Batz de Trenquelleón en el contexto de una Francia convulsionada. En medio de la Revolución Francesa Guillerno José Chaminade, basado en su fe y teniendo como fortaleza el amor a María, la oración y la confianza puesta en Dios supo estar atento a los signos de los tiempos y descubrir así su misión.

La Familia Marianista en el Perú está conformada por las Comunidades Laicas Marianistas, Alianza Marial y la Comapañía de María Marianistas.

Nuestro fundador recibió el don del “Carisma Marianista” como un regalo de Dios para su Iglesia en tiempos de crisis. Nada fue fácil para el Beato Guillermo José Chaminade. Toda la estructura social y religiosa estaba derrumbándose. Emergía un nuevo modelo de sociedad, y con ella una reconfiguración de la visión del propio ser humano.


En la historia de la familia marianista que nos cuenta la web de la Familia Marianista en el Perú (www.marianistas.org.pe) se menciona al respecto:

«Chaminade se comporta paradójicamente, en medio de la revolución, no como un nostálgico de lo que se está perdiendo, sino como un profeta de lo que está llegando, de lo que Dios quiere. Acertadamente dijo de él Juan XXIII, cuando declaró sus virtudes heroicas: “Con toda justicia se le considera como un pionero y un precursor”. Chaminade intuye los signos de los tiempos, el cambio social y de valores que  provoca la Revolución, y responde cristianamente: da un sí a la Libertad como apertura y encarnación, como estilo de tolerancia y respeto a la conciencia personal, con sentido de adaptación; da un sí a la Igualdad creando una congregación religiosa en la que laicos y sacerdotes trabajan unidos con los mismos derechos y deberes, en un proyecto común y complementario; da un sí a la Fraternidad, impulsando la creación de verdaderas comunidades de fe, vida y misión, de seglares, de religiosas y religiosos, imprimiendo en ellas el sello de la sencillez, la cordialidad, el espíritu de familia».

Chaminade, guiado por el Espíritu Santo supo discernir e identificar signos evangélicos en medio de los cambios de la Revolución Francesa y los plasmó en una visión nueva de Iglesia que siga siendo fiel al evangelio pero encarnada en los nuevos tiempos.


Esta visión pastoral de Chaminade se plasmó en su impulso misionero, que además tenía como trasfondo una idea, de la cual estaba profundamente convencido: Al igual que María formó a Jesús, pude formarnos también a nosotros a imagen de su hijo y de esta manera tener para la iglesia cristos nuevos, capaces de dar testimonio de su fe y continuar la misión de Jesús, incluso en medio de tiempos tan difíciles. En este mismo sentido, la fuente ya citada nos recuerda.


Chaminade se convenció que la única manera de vivir el proyecto de Jesús es en comunidad y que para formar nuevos cristos el camino más eficaz era ponerse en las manos de María para que nos formara a imagen de su hijo amado.


Después de mucho orar y discernir, estando en el exilio en Zaragoza a los pies de la Virgen del Pilar, recibió la confirmación del llamado que Dios le hacía para poner en práctica un nuevo proyecto de evangelización inspirado en un nuevo carisma: el Carisma Marianista. Los actores principales de este nuevo proyecto debían ser los laicos.


A su regreso de Zaragoza funda en Francia las Comunidades Laicas Marianistas (El nombre original era Congregación de María Inmaculada). Era el año 1801. Para animar y guiar este proyecto funda posteriormente las Hijas de María Inmaculada (1816) y la Compañía de María Marianista (1817).

«Ya se ha completado la triple fundación. Desde entonces serán treinta años de desarrollo y animación de estas tres ramas de la familia, los grupos de seglares, las religiosas, y los religiosos. La misión es universal, y esto supone una disponibilidad para acoger diversos compromisos de evangelización. Siguiendo el ejemplo de los seglares, la Compañía de María y las Hijas de María Inmaculada se implican en la tarea educativa, pero siempre desde una intención de formación en la fe y de extender las comunidades de fe. Ambas congregaciones están incluso llamadas a trabajar por y con los seglares. Las Hijas de María Inmaculada empiezan a dejar una impronta de evangelización importante en el sudoeste francés, mientras la Compañía de María se extiende también hacia Alsacia. La Pedagogía marianista empieza a hacer camino: un método pedagógico propio, nuevas asignaturas, libros escritos por los mismos maestros, y algunas iniciativas de formación del profesorado: los primeros pasos hacia las escuelas de Magisterio en Francia son frutos de esta acción educativa y formativa marianista».

En la actualidad, la Familia Marianista se encuentra en los cinco continentes, en pleno movimiento de expansión entre parroquias, colegios, universidades, misiones y otras obras, así como comprometidos en su accionar en medio del mundo, cada uno según la vocación a la que ha sido llamado dentro de la Familia.