Amar al Señor por encima de todo, no supone dejar de amar a los demás, ¡al contrario!, al hacerlo el corazón se expande amandose más así mismo y a los demás.
PARA REFLEXIÓN :
- ¿Cómo mis obras manifiestan que el amor de Dios es el primer afecto de mi corazón?
- ¿Amo al que está a mi lado, prueba de mi amor a Dios?
- ¿Qué muestras del amor de Dios veo a mi alrededor? ¿Familia amigos, estudios, trabajo?