DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN, HABLA LA BOCA (Lc. 6, 39-45)

La grandeza de toda persona está en la capacidad que tiene de corregirse oportunamente para ser mejor.
Es importante ser prudente sin
lanzar piedras o hablar mal de otros, esto solo demostraría la poca nobleza de corazón.

Señor, ayúdame a no ser soberbio ni sentirme por encima de los demás .Por el contrario que mis pensamientos y sentimientos sean positivos demostrando humildad y sencillez .

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Descubro que con frecuencia lo que más me molesta de las personas, yo también lo tengo? ¿Busco cambiar antes de exigir a la otra persona que cambie?
  2. ¿Cómo reacciono cuando alguien me corrige?
  3. Cuando corrijo ¿busco que sea una experiencia de sanación, una corrección fraterna? o ¿Busco que sea castigo?

CULTIVEMOS UN AMOR MISERICORDIOSO (Lc. 6,27-38)

Jesús nos invita a responder al mundo tal como Él lo hizo, amando, bendiciendo, orando .
Estoy llamado a ir más allá, amar al prójimo como a mí mismo, más allá de amar solo a los que me aman a mí, más allá de amar solo a la gente que me cae bien.
¡Debo amar a mis enemigos, rezar por ellos, desearles el bien!

Señor, ayúdame a retirar de mi corazón toda forma de desconfianza, de juzgar o condenar .Tratar a los demás como quisiera que me traten.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Estoy dispuesto a ir más allá?
  2. Personas con las que no me llevo bien, que no me soportan o que no soporto ¿Pido por ellas con frecuencia en mi oración?
  3. Cuando me tratan mal ¿Cómo respondo?
  4. La medida de Dios es ser compasivo y misericordioso con todos ¿Tengo la misma medida de Dios para con las personas que me caen mal, desagradecidas o que me hacen daño? ¿Soy compasiva (o) misericordiosa (o) con ellas?

CONFÍA Y PON TU CORAZÓN EN EL SEÑOR (Lc. 6, 17. 20-26)

Este mensaje de amor es para todos, y es un llamado a la acción para ayudar a los demás.
La palabra de Jesús no llega solo para consolar sino también para advertir.
Nos promete otro tipo de felicidad a todos los que le siguen, poniendo nuestra confianza en ÉL.

Señor, ayúdame a compartir el amor de Dios con todos aquellos que verdaderamente lo necesitan.

  1. ¿En qué consiste mi seguridad y mi felicidad?
  2. ¿Me encierro en mi felicidad sin ver o considerar el sufrimiento o el dolor de otras personas?
  3. Cuando experimento rechazo al seguir a Jesús y proclamarlo ¿me alegro?

DEJÁNDOLO TODO LO SIGUIERON: Llamando a los primeros discípulos ( Lc. 5, 1-5)

Seguir a Jesús es contemplar el amor.
Sólo una mirada, sólo una palabra y lo siguieron.
Jesús les enseñó una nueva forma de vivir.

Señor, no te alejes de mi, porque soy un pecador(a) que necesita de Ti, de tu palabra, de tu mirada .

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Reconozco que El Señor me llama?
    ¿Soy capaz de renunciar a mis propios sueños?
  2. ¿Estoy dispuesto a remar mar adentro? ¿Que experiencia tengo de esto?
  3. ¿Soy o me reconozco «Pescador de hombres» por amor al Evangelio?