EL QUE COME DE ESTE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE. ( Jn.6,24-35)

Cuando comemos el Pan y el Vino de la Eucaristía, nos hacemos responsables de ser solidarios con los demás.

Señor, que tu Eucaristía y tu Palabra sea nuestro alimento que nos ayude a ser personas generosas y felices de compartir.

Para Reflexión:

  1. ¿Vives esta Palabra de Jesús? , el que cree en mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará sed. ¿Qué experiencia de esto tienes en este último año?
  2. Los cristianos debemos dar pan a los que tienen hambre. ¿Cómo he respondido de este mandato en este último año? ya sea con pan, trabajo digno y bien remunerado, contribuyendo a una sociedad más justa y equitativa.
  3. No basta el pan material sino aquel que da la vida eterna. ¿Con mi estilo de vida he contribuido a que otras personas se encuentren con Jesús?

¡DADLES USTEDES DE COMER! (Jn.6 1-15)

Jesús da de comer a 5000 personas.
Este milagro revela el corazón de Dios, que se preocupa de todas nuestras necesidades. Dios también espera que nosotros vayamos en ayuda de los otros, y que compartamos lo poco que tenemos.

Señor, ayúdame abrir mi corazón y mirar con compasión, no vivir a espaldas de los hambrientos del mundo porque perderíamos nuestra identidad cristiana.

Para Reflexión:


Mi cuerpo necesita alimento y mi espíritu también necesita alimento.

  1. ¿Cómo satisfago el hambre de mi espíritu?
  2. ¿Qué tanto confío en Jesús?
  3. ¿ Qué experiencia tengo del poder de Jesús en mi, o en otra persona?
  4. ¿Ofrezco a Dios todo lo que tengo con sencillez y generosidad?

JESÚS NUNCA NOS ABANDONA (Mc. 6, 30-34)

El Señor es nuestra justicia y nuestra paz.
se preocupa por nosotros y también nos invita al descanso para interiorizar, rezar tomar fuerzas para transformar nuestro corazón y renovarnos después de una larga labor.
Sin embargo tenemos que aprender de Él y estar atentos a las necesidades de tanta gente desorientada que necesita de unas palabras de consuelo de amistad .
Por eso, en el Evangelio de hoy, Jesús se compadece de la gente, al ver que andan desorientados, como ovejas sin pastor. Él ve la miseria espiritual del pueblo por eso comienza a enseñarles.

Señor, ayúdanos a encontrar en el descanso interior la fuerza de estar atentos y acoger sirviendo con alegría a los que necesiten de nosotros .

Para Reflexión:

  1. ¿Me doy tiempo para el descanso interior, aquel que me permite rezar, interiorizar y fortalecer el corazón?
    2 . ¿Soy un Buen Pastor en mi familia, mi trabajo, mi comunidad, respetando la dignidad y libertad de los demás?
  2. ¿Acompaño desde una actitud de acogida a las personas que me buscan, teniendo como ejemplo a Jesús? ¿Estoy atento a sus necesidades?

LOS ENVIÓ DE DOS EN DOS (MC. 6, 7-13)

El Evangelio es anunciado por aquellos que saben vivir con sencillez, todo aquel que se siente libre y que conoce el gozo de caminar por la vida sin sentirse esclavo de las cosas.
Jesús los envía en parejas de a dos, y los instruye, no lleven nada para el viaje, bastaba un bastón, una alforja y unas sandalias.
Estaban enteramente confiados de la presencia de Dios en su camino.
Su objetivo era ir de casa en casa llevando la buena noticia.

Señor, oro para qué por el poder del Espíritu Santo, pueda irradiar la luz de tu amor a aquellos que encuentro en mi vida diaria.

Para Reflexión:

  1. ¿Qué quiere Dios de nosotros?
  2. ¿Somos consientes que tenemos la Bendición de Dios y el impulso del Espíritu Santo?
  3. ¿Nos alimentamos de la oración y la Eucaristía para darnos fortaleza y salir a proclamar la Buena Nueva?

CON NOSOTROS ESTÁ Y NO LO RECONOCEMOS (Mc.6, 1-16)

Aún después de todos los milagros y curaciones que Jesús efectuó, Él aún no era aceptado incluso en su propia gente. Cuando enseñó en la sinagoga, ahí sus oyentes estaban asombrados que este hombre ordinario, el que conocían como el carpintero, pudiera alcanzar tal sabiduría, y ellos lo rechazaron.

Señor, ruego para que yo pueda reconocer tu Presencia en los encuentros ordinarios de mi día.

Para Reflexión:

  1. ¿Qué impresión deja Jesús en mí al escuchar su palabra por algún miembro de la familia o comunidad?
  2. ¿Reconozco a Jesús en lo sencillo, en lo cotidiano, en lo solidario? ¿Lo reconozco en los demás?
  3. ¿Soy consciente que Él es mi fortaleza? si es así ¿Vivo contento a pesar de las dificultades, preocupaciones, debilidades?
  4. Y yo, ¿hago mi parte para ayudar en la construcción del Reino? ¿Soy solidario, proclamo la Palabra y la hago Vida?