EL evangelio recoge dos breves parábolas de Jesús con un mismo mensaje. En ambos relatos, el protagonista descubre un tesoro enormemente valioso o una perla de valor incalculable. Y los dos reaccionan del mismo modo: venden con alegría y decisión lo que tienen y se hacen con el tesoro o la perla. Según Jesús, así reaccionan los que descubren el reino de Dios.
Este es el tesoro que todos buscamos: gozar de Dios en la felicidad eterna.
JESÚS ME ESTÁ INVITANDO A RECONOCER DONDE ESTÁ PUESTO MI CORAZÓN
Mi relación con el Señor:
- ¿Ha cambiado mi vida, en que está cambiando o que me pide cambiar?
- ¿Mi vida como la vivo en vista a la eternidad?