Muchas veces nos sentimos muy semejantes a los dos discípulos de Emaús, temerosos y llenos de esperanzas rotas.
Jesús explica a sus discípulos que todo aquello tenía que suceder para que se cumplieran las escrituras.
Jesús nos da la clave, abrio el entendimiento para que el plan de Dios se cumpla, y ponerlo en práctica será en nombre de Jesús.
Pide a sus amigos que ellos tendrán que ser sus testigos. También me lo pide a mí, y oro para ser un testigo fiel de la Resurrección.
Para Reflexión:
- ¿Qué me paraliza hoy? ¿A qué le tengo miedo? ¿Qué me impide reconocer a Jesús resucitado cada día en mí?
- ¿Le pido a Jesús que me ayude a entender las escrituras como lo hizo con sus discípulos? ¿Lo hago con frecuencia?
- ¿Me abro a la Resurrección de Jesús, para gozar de los planes y propósitos de Dios?
- ¿Cómo soy testigo de Jesús Resucitado? ¿De su alegría de su paz?