Hoy se nos recuerda nuevamente el gran regalo que Jesús nos ha dado en la Eucaristía, Jesus se convierte en pan partido. El cáliz de la bendición es la sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por nosotros.
Como personas eucarísticas, nosotros debemos ser tomados, bendecidos, partidos y dados a otros, tal como hizo Jesús.
Su continua Presencia nos alimenta y a la vez nosotros alimentamos a los que nos rodean.
Para Reflexión:
- Jesús se nos da ¿Yo experimento esto?
¿Llevo a Jesús a los demás haciéndome pan partido y compartido? - ¿Descubro a Jesús en los sufrientes como lo hago en el pan y el vino?
