VIVE PARA SEMBRAR, VIVE PARA DAR, VIVE PARA AMAR. (Mc.4, 26-34)

Dios no está lejos, ni apartado, está entre nosotros, en la vida diaria en lo cotidiano.
Nuestra tarea es ir sembrando semillas con amor para que duren hasta la eternidad.
Jesús nos enseña que es necesario plantar, luego Dios hará lo suyo en su tiempo, y el tiempo es un don de Dios, un regalo, todo tiene un camino y un proceso.
Vive para sembrar, vive para dar, vive para amar y confia en Dios más allá de todo tiempo.

Para Reflexión :
Cada persona hace su proceso, su camino y lo debemos respetar.

  1. ¿Qué me pide Dios? ¿Qué pretende Jesús?
  2. ¿Cómo Dios ha actuado en mi vida? ¿Cosas que no entendía, situaciones, experiencias, hasta después de un tiempo veo los frutos de lo vivido?
  3. Quizás no encontramos el ¿por qué?, siempre busquemos el ¿para qué?