Jesús prepara a sus discípulos, para el día en que ya no esté con ellos.
Los invita a no aferrarse a su presencia física , no sentirán su ausencia porque
promete dejar el auxilio del Espíritu Santo, alma y motor de la vida para que acompañe al discípulo y a la comunidad.
Finalmente, Jesús entrega el don de la paz: “Mi paz les dejo, les doy mi paz”. Esta paz que nos deja Jesús compromete a todo cristiano que le sigue a hacer presente en el mundo la voluntad del Padre.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Amo a Jesús? ¿Guardo su palabra, soy coherente con lo que creo y lo que vivo?
- ¿Cómo se manifiesta que Dios habita en mi?
- ¿ Experimento La Paz de Jesús?
- ¿Pido la ayuda del Espíritu Santo para discernir la voluntad de Dios en mi vida?