PONER TODA NUESTRA ESPERANZA EN DIOS ( Lc. 12, 13-21)

En esta parábola Jesús nos recuerda que debemos acumular riquezas espirituales, nuestras buenas acciones son la única cosa que nos sobrevivirá.

Señor, yúdanos a que, estemos agradecidas/os de lo que tenemos, y que sepamos compartir nuestras bendiciones con los demás .
Que toda nuestra esperanza sean puesta solo en Ti.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿En qué me apoyo más, en Dios o en lo material?
  2. ¿Soy una persona que acumula y acumula, o sabe compartir?
  3. ¿Qué es lo que más llena mi corazón? ¿Qué es lo que más me alegra?
    ( Salmo 89-90 vs. 14 )

¡ESTE TIEMPO ES PARA TI, MI SEÑOR!
(Lc. 10, 38-42)

Al sentarse a los pies de Jesús, María muestra que todo nuestro servicio debe estar cimentado en una relación personal y viva con Él.
María nos enseña la actitud del verdadero discípulo: sentarnos a los pies de Jesús para escuchar su palabra.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿En mi relación con Jesús, soy más alguien que escucha o que ejecuta? .
    ¿Soy mas como Martha o como María?
  2. ¿Cuánto tiempo dedico para escuchar a Dios?
  3. ¿Tengo una relación personal con Jesús? ¿Conozco lo que es su voluntad para mí vida?
  4. ¿Doy cabida a las mujeres, niños, jóvenes y mayores tanto en mi familia, oficina en lugar donde me desenvuelvo para que se desarrollen?.

ABRACEMOS EL AMOR DE DIOS PARA COMPARTIRLO CON LOS HERMANOS
(Lc. 10, 25-37)

La Parabola del Buen Samaritano nos descubre también que las exigencias del amor cristiano son ilimitadas. El amor cristiano no excluye a nadie, nos debemos a toda persona que nos necesite, sin razas ni color de piel, ni fronteras, amemos a todos como hermanos y hagamos el bien.

  1. ¿Qué estoy haciendo para ser un buen Samaritano?
    En las últimas semanas ¿a quién he ayudado o acompañado?
  2. ¿Me considero un buen Samaritano?
    ¿Estaría dispuesto como un propósito en mi vida ser compasivo?
    Me propongo esta semana acercarme alguien que me necesite

MENSAJEROS DE LA PAZ (Lc. 10, 1-12; 17-20)

Jesús envía a los 72
La misión no será fácil; debe llevarse a cabo en medio de la pobreza, sin alforjas ni provisiones. La misión es urgente y nada puede estorbarla, por eso no pueden detenerse a saludar durante el camino; tampoco los discípulos deben forzar a nadie para que los escuchen, pero sí es el deber anunciar la proximidad del Reino.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Me reconozco como hijo de Dios?
    ¿Cómo lo demuestro?
  2. ¿Cómo me doy (entrega)como misionero en mi vida?
  3. ¿Tengo apertura para recibir a Dios en mi vida?