Jesús en esta parábola nos enseña que la justicia tiene su origen en Dios.
Por la oración sabemos que Dios está con nosotros. Y esto nos debe bastar para seguir insistiendo sin desfallecer.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Tengo una vida de oración diaria?
- ¿Cuando oro y pido a Dios, soy perseverante como la viuda?
- ¿Confío totalmente en que Dios siempre está conmigo, que siempre me escucha y me da lo que más me conviene?