Para Jesús no hay forasteros.
Para Él todos somos igualmente amados hijos, con todas las diferencias culturales o físicas que tengamos, pertenecemos a una familia, la que posee un solo Padre, nuestro padre Dios.
Señor Jesús, Ayúdame a encontrarte en los brazos de María, como los Reyes Magos lo hicieron.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Soy como los magos un buscador de Dios, dispuesta/o para crecer en mi vida de fe?
- ¿Soy Epifanía de Dios?
¿Cómo manifiesto su amor a los que están en mi entorno?
Los Magos le llevaron como regalo : Oro, Incienso y Mirra pero además le ofrecieron no sólo lo que tenían sino lo que eran: su ser, su persona, su vida.
- ¿Qué regalo de mi cofre de tesoro estoy dispuesta/o a entregarle a Jesús?
Todo lo bueno, le entrego lo mejor de mi en señal de mi amor, pero también lo peor de mi para que Jesús lo transforme.