La Cuaresma es una buena ocasión para el silencio y la contemplación que nos permite escuchar en el silencio la voz interior (conciencia) y nos enfrenta a nuestra realidad.
En el evangelio Dios se dirige a Jesús como El Hijo Amado y nos invita a escucharlo; no sólo en el sendero del triunfo, sino también en el camino de la cruz.
Sólo con la ayuda de Jesús quien nos baja de nuestra montaña y nos prepara para los tiempos difíciles podremos salir de nuestra vida cómoda y egoísta y empezaremos a vivir atentos a las necesidades de los más desvalidos de nuestra sociedad.
Señor, que nuestro corazón siempre escuche tu voz, para estar alertas, queremos encontrarnos contigo en oración y poder decir como los apóstoles: “Que bien se está aqui»
Para Reflexión:
- ¿Escucho a Jesús?
- ¿En este camino de Cruz (pandemia), estoy escuchando a Dios (interior). ¿Dónde lo encuentro?