Jesús nos enseña que la observación de los rituales religiosos es menos importante que el amor a Dios y el amor al prójimo.
Es una elección que hacemos a diario, hoy elijo amar a Dios en mis hermanos, elijo tratar bien a Dios en el más vulnerable y en todos.
SEÑOR, te doy gracias por enseñarme a amarme, amar a los demás sabiendo que no sólo necesito amar a aquella persona que menos quiero, sino que también puedo amar al que lo necesita.
Para Reflexión:
- ¿Me amo a mi mismo y amo a los demás como Dios me ama?
- ¿A quiénes me cuesta amar?
- ¿Si yo no puedo amar, le pido a Jesús que Él ame en mi corazón?