CULTIVEMOS UN AMOR MISERICORDIOSO (Lc. 6,27-38)

Jesús nos invita a responder al mundo tal como Él lo hizo, amando, bendiciendo, orando .
Estoy llamado a ir más allá, amar al prójimo como a mí mismo, más allá de amar solo a los que me aman a mí, más allá de amar solo a la gente que me cae bien.
¡Debo amar a mis enemigos, rezar por ellos, desearles el bien!

Señor, ayúdame a retirar de mi corazón toda forma de desconfianza, de juzgar o condenar .Tratar a los demás como quisiera que me traten.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Estoy dispuesto a ir más allá?
  2. Personas con las que no me llevo bien, que no me soportan o que no soporto ¿Pido por ellas con frecuencia en mi oración?
  3. Cuando me tratan mal ¿Cómo respondo?
  4. La medida de Dios es ser compasivo y misericordioso con todos ¿Tengo la misma medida de Dios para con las personas que me caen mal, desagradecidas o que me hacen daño? ¿Soy compasiva (o) misericordiosa (o) con ellas?