Nuestra vida es una constante lucha y pruebas. Continuamente experimentamos dificultades y tentaciones, pero el Espíritu siempre será más fuerte que la debilidad de la carne y nos ayudará a discernir y vivir con coherencia, con libertar y desapego. Que este tiempo de Cuaresma que Dios nos ofrece sirva para revisar nuestra vida.
Señor, acompáñanos a atravesar nuestro propio desierto dejando muchas cosas como el “placer, el “tener” y “poder”. No nos dejes caer en tentación.
PARA REFLEXIÓN:
- ¿Cuáles son mis mayares tentaciones?
- ¿Cómo las enfrento? ¿En quién o qué pongo mi confianza?
- ¿En qué ocasiones he salido más fortalecido? ¿Agradezco al Señor por eso?