«HACER LO QUE DIOS QUIERA, Y QUERER LO QUE DIOS HACE» (Lc. 18, 1-8)

Jesús en esta parábola nos enseña que la justicia tiene su origen en Dios.
Por la oración sabemos que Dios está con nosotros. Y esto nos debe bastar para seguir insistiendo sin desfallecer.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Tengo una vida de oración diaria?
  2. ¿Cuando oro y pido a Dios, soy perseverante como la viuda?
  3. ¿Confío totalmente en que Dios siempre está conmigo, que siempre me escucha y me da lo que más me conviene?

FE ES EL DON DEL ENCUENTRO CON JESÚS (Lc. 17, 11-19)

Veo a Jesús pero no me acerco por mi enfermedad o dificultad.
Señor, danos un corazón abierto que sea capaz de agradecerte.
Gracias por la salud, los sentidos, la familia, el amor, la amistad, la naturaleza, la belleza, la música, la risa y todo, todo lo que nos bendices.
Gracias por amarnos

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Qué necesito que Jesús sane o libere en mi?
  2. ¿ En qué oportunidades el Señor me ha sanado, liberado de mis lepras?
    ¿Cuántas veces he dado testimonio Alabando, Bendiciendo y Agradeciendo a Nuestro Señor?

LA VERDADERA FE DEBE ESTAR AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
(Lc.17, 5-10)

Jesús nos enseña que es necesario sólo un poquito de fe para lograr grandes cosas que aparentemente serían imposibles.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Al vivir lo que el Señor me pide, me confío solo en su voluntad o sobre todo en su Gracia?
    ¿Reconozco que tanto el querer como el obrar es Gracia?
  2. ¿En qué parte de mi vida, o que es lo que me pide el Señor que haga su voluntad y que necesito de su Gracia?
  3. ¿Hay algo extraordinario o fuera de mi alcance que el Señor me está pidiendo que haga, como decirle al árbol arrancate y ponte en el mar?

NADIE ES INVISIBLE A LOS OJOS DE DIOS ( Lc. 16,19-31)

Jesús nos pide abrir nuestros ojos, interesarnos por quienes están a nuestro alrededor, y abrir nuestros oídos a los mandatos del Evangelio:
» AMAR A NUESTRO PRÓJIMO «

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Estoy atenta (o) a las necesidades de otras personas, especialmente a los que están a mi alrededor?
  2. ¿El dinero es para mí un medio, o un fin?
    Si es un medio, ¿para qué?
  3. ¿Me preocupo por la omisión, o sólo estoy atento a no hacer cosas malas?
    «Una fe sin obras es una fe muerta»

DIOS ES AMOR QUE ESPERA SIN LIMITES Y SE ENTREGA SIN LIMITES
(Lc.15, 1-32)

PARA REFLEXIÓN:
¿CÓMO SOY?

  1. ¿Soy egoísta como el hijo menor, que sólo piensa en si mismo para disfrutar se los bienes se su padre? ¿Doy la espalda a la gente que me quiere, pero aún así pido perdón?
  2. ¿Soy como el hijo mayor que se cree modelo de perfección, sin embargo es envidioso, no se interesa por el que sufre ni se alegra por los demás?
  3. ¿Soy como el Padre que ama sin límites y quiere la felicidad para todos, sabe perdonar por amor, sufre por amor y ama de todo corazón?

DIOS NOS EXALTA CUANDO SOMOS HUMILDES (Lc.14, 1.7-14)

Pidamos a Nuestro Señor que nos ilumine, que nos haga mejores en nuestro trato diario con los demás, especialmente ahora en este mundo tan competitivo.
Recordemos siempre el valor de la humildad.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Busco recibir reconocimiento y espero que me agradezcan?
  2. ¿Reconozco, celebro que soy creatura de Dios y que todo lo he recibido de Él?
  3. ¿Qué tan importante son los pobres en mi vida? ¿Qué tanto de mi tiempo les dedico, lo que soy y lo que tengo lo comparto con ellos?

NO ESPERES A QUE SE CIERRE LAPUERTA
(Lc.13, 22-30)

No podemos tomar la salvación como algo asegurado.
Los que se quedan afuera son los que rehúsan aceptar el reino de paz y justicia, alegría y amor, que Dios nos propone.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Qué esfuerzo estoy haciendo para salvarme, para vivir siendo un mejor discípulo de Jesús; más auténtico?
  2. ¿Soy conciente de que conocer a Jesús, frecuentar el Templo y recibir los Sacramentos, no es garantía de que voy a llegar al cielo, al Banquete del Reino, sino mi conducta la que lo determinará?
  3. ¿Quienes estarán en los primeros puestos en los banquetes del Reino?

¡DEJÉMONOS ENCENDER POR SU SANTO ESPÍRITU! (Lc. 12, 49-53)

El fuego que arde en el corazón de Jesús es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren.
Jesús está ansioso de encender ese fuego del amor de Dios, en todos los corazones para que arda por todo el mundo.
No es que haya venido a traer división, pero su mensaje lo hará, ya que algunos lo rechazarán.

PARA REFLEXIÓN:

  1. ¿Crees que Jesús vino a dividir?
  2. ¿Tengo la misma pasión de Jesús por construir el Reino?
  3. ¿Qué dificultades, tinieblas o miedos he vivido o vivo por participar en la misión?
  4. ¿Pido a Dios su sabiduría y fortaleza para saber que decir y hacer en estas circunstancias?

¡ESTEMOS PREPARADOS! (Lc.12, 32-48)

Jesús también hoy nos hace una llamada a vivir con lucidez y responsabilidad, sin caer en la pasividad o el letargo.
Es la hora de que reaccionemos, despertar nuestra fe.
Estemos despiertos y vigilantes, desapegarnos de los bienes materiales, perecederos, para estar plenamente disponibles para trabajar por el Reino de los cielos.

PARA REFLEXIÓN:

1) ¿Dónde atesoro mi riqueza, en el cielo o en la tierra?
2) ¿Cómo se manifiesta en mi vida la esperanza del reino?
3) ¿Soy administrador fiel y solícito ? ¿Comparto la esperanza con mi prójimo?