A través de la analogía de la vid y los sarmientos, Jesús nos dice:
Yo soy la Vid y ustedes los sarmientos, por tanto, somos los que estamos unidos a Cristo por el bautismo, la fe, el amor y la fidelidad a su seguimiento.
Jesús permanece en mí y me invita a permanecer en Él, para que yo pueda producir frutos abundantes.
Oremos por el deseo de una relación más profunda con Jesús y por una vida fructífera.
Para reflexión:
- ¿Cómo me alimento de la savia de Jesús?
- Todo crecer demanda tiempo, proceso, protagonismo, poda. ¿Qué experiencia tengo de esto?
- ¿Me reconocen como discípulo de Jesús por mi capacidad de amar?